Moviendo agujas
Foto: Doña Gloria siempre fue positiva, mujer de fe, tomó con sabiduría y calma su diagnóstico terminal.
A través de una transición iluminada, doña Gloria partió a un lugar sagrado en dónde su nombre seguirá haciendo gala a la vida que tuvo en la tierra, llena de fe, amor y luz.
Por: Ricardo Sossa Ortiz
Periodista
Faltaban tres semanas para que Gloria Lachner Guier de Castro recibiera el diagnóstico médico que anunciaría su enfermedad terminal.
Justo en ese momento, la Fundación Partir con Dignidad (FPD), a través de su Presidente, Dr. José Ernesto Picado, y la intervención de las nobles gestiones del Sr. Marco Fernández, amigo de esta Fundación, entra en contacto con Luis Javier Castro Lachner, hijo de doña Gloria.
Ninguno de estos hombres conocía los destinos de la vida y de Dios de aquel primer encuentro.
La Fundación, en su lucha por recaudar fondos para un Capital Semilla es que acude a Luis Javier, con el fin de presentar el proyecto ante él y su empresa, por referencia de Fernández y por la prensa, era de conocimiento público el compromiso de Luis Javier para con las obras sociales y su convicción de trabajar por el bien social en “unión empresa privada y organizaciones”, cuenta el propio Castro.
Mientras tanto, doña Gloria, aun sin saber que su vida sobre este mundo pronto acabaría, había cumplido uno de los sueños más importantes –junto con su esposo- que toda madre espera lograr: hacer de sus hijos hombres y mujeres de bien, al servicio del prójimo, especialmente los más necesitados. Ella, fue un paradigma para su familia y muchas personas de esa tenacidad y ese amor hacia los más vulnerables.
Los primeros encuentros entre el Dr. Picado y Luis Javier se limitaron a presentar los proyectos de la Fundación y obtener una valiosa guía estratégica por parte de Castro respecto de cómo llevar a cabo las metas, donando siempre su tiempo y conocimiento en favor de la causa que persigue la FPD, destacando su espíritu de cooperación y amor hacia los más pobres y en nuestro caso, las personas adultas mayores.
Tres semanas más tarde de aquel primer encuentro entre los dos hombres, doña Gloria recibía ese diagnóstico de vida limitada, es decir, de fase terminal de su enfermedad.
“Me interesa mover agujas”, dice en entrevista con la FPD Luis Javier Castro, para referirse al acompañamiento que ha dado a nuestra misión, no solo estratégico, sino además, que la Fundación que lleva su nombre, así como amigos, han aportado el primer monto importante para el Capital Semilla de esta nuestra misión de acompañamiento a la persona adulta mayor en pobreza.
“Lo que me hace clic es mamá”, cuenta Castro con la serenidad que expresó su madre cuando recibió la noticia de que moriría pronto.
Atónito y conmocionado, este periodista agrega ante tal ecuanimidad y nobleza manifiestas por don Luis, características de su madre: “hijo del tigre…”. Salen risas…también se humedecen los párpados.
El “clic” al que se refiere Luis Javier se debe a una serie de preguntas médicas, éticas, entre otras, que se hace debido a aquel diagnóstico de despedida de su progenitora. Esto a pesar de contar con médico de cabecera y muchos otros que fueron excelentes guías para ella y la familia.
Aun así, subraya Castro, la guía y el conocimiento del Dr. Picado Ovares y el apoyo de la Fundación fueron esenciales para conseguir la paz que logró obtener. Él mismo llamó al Dr. Picado para solicitar “orientación y lo que recibo es incluso una respuesta más humana, por tratarse de mi madre y porque él entiende estas experiencias y comprende a sus pacientes en fase terminal y el proceso de sus familiares”, dice Castro.
“El Dr. Picado me sensibilizó más. Ya no solo se hablaba de data y una triste realidad nacional respecto de las personas adultas mayores en fase terminal; ahora era la enfermedad y pronta partida de mamá”, continúa Castro sereno.
Precisamente, es doña Gloria la primera en reaccionar con ecuanimidad ante la noticia que para otros podría ser nefasta. Para ella no lo fue. Lo tomó con mucha calma, ella logró despedirse uno por uno de sus hijos y nietos; incluso fue clara en lo que deseaba, según Castro: “…estar en su casa, no más intervenciones, no más dolor, apoyo espiritual y que su partida fuera pronta.
Claro, Gloria añoraba feliz reencontrarse con sus padres. Finalmente, para ella, ese momento se acercaba, ese reencuentro que como mujer de fe, es una promesa bíblica y lo esperaba con felicidad. No hubo tristeza. No tuvo miedo a la muerte.
Antes de morir, el 8 de febrero anterior, Luis Javier Castro habló con su madre: “mamá, estarías de acuerdo en que hagamos con la FPD un fondo en tu memoria”, la amorosa madre, devota y entregada a los más pobres resumió su entusiasmo por la idea de Luis Javier, esa idea que simboliza aquel sueño de toda madre -expuesto arriba- de hacer de sus hijos hombres y mujeres de bien, pronunciando una sola palabra, quizá de las últimas, ella lo miró y dijo su sentir sobre la idea: “sensacional”.
Gracias a ello, en adelante habrá para la FPD y sus pacientes el “Fondo Gloria Lachner Guier de Castro”, que pretende recoger fondos dos veces al año para nuestros pacientes.
La palabra “gloria” aparece en la Biblia con dos significados. Por un lado, “honor”, “alabanza”, “estima”, y por otro, “brillo”, “esplendor”. En concreto, la expresión “gloria a Dios” se puede identificar como “alabanza a Dios”.
Por eso, el nombre de pila con el que sus padres la bautizaron no es casualidad.
Gloria encarnó la estima, resplandeció, no solo en vida, gracias al fondo que lleva su nombre y originado por su partida, ella continuará entre nosotros, brillando, alabando a Dios con el ejemplo que deja, pero sobretodo, extendiendo su generosa mano a los necesitados.
Fotos: Cortesía de Luis Javier Castro Lachner.
Colaboró en este reportaje Silvia Carvajal Fonseca