Agua fresca en medio del desierto
Foto: Rosalina con su madre inseparables hasta el final
AGUA FRESCA EN MEDIO DEL DESIERTO
Por: Ricardo Sossa Ortiz
Periodista
“Los miembros de la Fundación fueron mis ángeles”. Rosalina Flores Martínez
Rosa Martínez Corea migró de Nicaragua a Costa Rica hace 50 años con cuatros hijos y sin su esposo.
En nuestro país, trabajó arduamente toda su vida en servicios domésticos lo que le permitió llevar el sustento y lograr la crianza de sus hijos de forma digna, como una fuerte guerrera y siendo ejemplo de unión familiar.
“Nos educó con mucho amor y con fe en Dios”, dice su hija Rosalina Flores, principal cuidadora de la ejemplar madre.
Doña Rosa trabajó hasta sus 70 años. A partir de esa edad se dedica a vivir plenamente con su amor de madre hacia los hijos y disfrutar de sus nietos.
Una década más tarde vendría lo inesperado: cáncer de riñón. Tras una cirugía se le descubre metástasis extendida al intestino grueso y otros órganos de su cuerpo, ya con 81 años.
Es cuando, con la intervención del Dr. José Ernesto Picado Ovares, la amorosa madre y abuela es ingresada al programa de la Fundación Partir con Dignidad, que ofrece acompañamiento médico y psicosocial a los pacientes en fase terminal, sus cuidadores y familiares.
“El acompañamiento del doctor y la Fundación fue un SOS para nosotros, fueron ángeles, mi soporte, lloraba con ellos, y me decían, acá estamos para apoyarte siempre y a cualquier hora, no están solas. Fue una calidez de parte de ellos que nos dio paz y nos preparó para la partida de mamá”, cuenta Rosalina mientras respira en forma de pausa. Se detiene.
Ríe y continúa: “El doctor Picado y sus compañeros, Ersiel – la enfermera- y todos, fueron agua fresca en medio de un desierto que mamá, mi familia y yo estábamos atravesando”.
A partir de su intervención quirúrgica en enero de este año, la madre se complica. Su respiración se apagaba cada día más, y con ella la vida.
El pasado 20 de abril, doña Rosalina nota en su madre un respirar más dificultoso, acompañada por el doctor y los consejos del equipo de la Fundación, a partir de las 8 p. m. de ese día toma la mano de su madre e inicia una extensa oración con cánticos de alabanza a Dios. La respiración de Rosa disminuye aún más y se acompaña con ronquidos que a ratos se confunden con lo que pareciera palabras que quería decir.
A las 10:10 p. m. da su último respiro en medio de alabanzas de su hija Rosalina. Murió en paz, con dignidad y sin dolor.
Fotos: Cortesía de Rosalina Flores Martínez.
Usted puede cooperar con esta causa donando a través de: https://partircondignidad.org/quiero-donar/
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