“Tengo una sonrisa de oreja a oreja”

“A mamá la diagnosticaron con tres meses de vida, pero perseveró por tres años con buena calidad de vida…le hacía más caso a Elisa que a nosotros, y al doctor lo amó”.

 

Por: Ricardo Sossa Ortiz

Periodista

 

En 2016, tras una cirugía, doña María de los Ángeles Flores Zúñiga, fue diagnosticada por oncólogos del hospital San Juan de Dios con metástasis en todo su cuerpo.

El diagnóstico a su hija y cuidadora, Vivian Cubillo Flores, fue breve: “no hay nada que hacer, le quedan tres meses de vida”.

Buscando que la partida de su madre fuera lo más digna posible y sin dolor, se acerca al Programa de Cuidados Paliativos del hospital Nacional de Geriatría y Gerontología, Dr. Raúl Blanco Cervantes.

Allí, la recibe su coordinador, Presidente de “Partir con Dignidad”, Dr. José Ernesto Picado Ovares.

“El Dr. Picado nos preparó con su equipo, inició el proceso de cuidados paliativos para mamá”, cuenta Vivian y agrega: “mami amaba a Elisa Cortés –psicóloga especialista en casos de geriatría y cuidado paliativo-, yo creo le hacía más caso a ella que a nosotros. Al Dr. Picado lo amó”, concluye agradecida y con una sonrisa esta devota hija, quien no puede ocultar el amor hacia su madre y el agradecimiento “eterno” por los servicios y el acompañamiento ofrecido por esta Fundación.

Las visitas domiciliares del Dr. Picado y su equipo, podrían ser para doña María una especie de cita de amor y terapia anímica: “el día que la visitaban, ella se arreglaba mucho, se maquillaba, se ponía aún más guapa. Recuerdo una vez que llegó el doctor a verla, pero ella no sabía, la encontró en ropa de dormir, se avergonzó. El doctor le dio ánimo, le dijo, pero si está igual de hermosa como siempre, quizá hasta más”, recuerda Vivian.

La tenacidad, el amor por la vida, de su hija y familia, las atenciones médicas y psicológicas del equipo y su devoción a persistir en contra de la enfermedad, le permitieron extender aquellos tres meses “finales” en tres años de vida plena.

Según Vivan, dos figuras claves dentro de los cuidados paliativos brindados a su madre fueron, además de la psicóloga Elisa Cortés y el Dr. Picado, los enfermeros Ersiel Sánchez Villegas y Juan Quirós, “todos de grandísimo apoyo emocional”, aseguró Vivian.

El equipo las preparó para la pérdida. “Eso me permitió compartir muchísimo con Elisa, la psicóloga, no tengo palabras para describir ese acompañamiento brindado en beneficio de mamá y mío, mire, tengo una sonrisa de oreja a oreja, no tengo cómo pagarles tanto amor y dedicación.

Recuerdo al inicio, cuando vino el doctor y me dijo: ´le dejo este número 24/7 para que me llame en caso de necesidad´”, dice la agradecida hija.

Vivian continúa: “…y sí, tuve que usar ese teléfono, fines de semana por ejemplo, cuando mamá tenía más dolor en algunas ocasiones, llamaba al doctor fuera de horario de oficinas a ese teléfono privado que me dio. Siempre me contestaron, me guiaron si debía o no aumentar la dosis de medicamento, nunca me dejaron, el sentimiento es de compañía, de apoyo todos los días y a toda hora, no encuentro las palabras para agradecer tanta bondad”, confiesa.

Pese a una excelente calidad de vida, a pesar de un devastador cáncer tan avanzado, todo tiene su final.

Un viernes, alumbraba ya una soleada mañana cuando doña María de los Ángeles se puso de pie para arreglarse como de costumbre, pero en esta ocasión se derrumbó contra el suelo.

No se levantó nunca más.

Tres días más tarde, tomada de la mano de su amada cuñada, rodeada del amor impregnado por los cuidados de esta Fundación, por Vivian y sus esposo, “Marielos”, como se le conocía, se fue a las 3:30 a. m., el 5 de febrero de 2019.

Murió sin dolor, en paz y con dignidad.