El coraje de vivir

“En 2016 me apuntaron ambas piernas. Un mes bastó para que perdiera las dos.
“Sigo viva por gracias de Dios”. Mireya Sánchez López, 76 años.

Por: Ricardo Sossa Ortiz
Periodista

La palabra coraje deriva del francés antiguo “coraje” compuesto por la raíz cor o cour que significa corazón.

En este sentido, coraje es aquel que “se esfuerza de corazón”. Se considera el coraje como un valor, ya que, permite a ultrapasar situaciones de peligro para continuar en frente.

Mireya, pudo haber sido bautizada con esa palabra por lo fuerza que ha demostrado a lo largo de su vida.

Sufría de diabetes, enfermedad que por sus múltiples trabajos en casas ajenas, se vio descuidada: “trabajé mucho, no presté suficiente atención al tratamiento, lo que años más tarde produjera gangrenas en ambas extremidades”, explica esta guerrera mujer.

Aunque asegura que sigue viva por la gracia de Dios, deja ver con sus anímicas palabras una voluntad inquebrantable por vivir, aunque, hoy, desde su silla de ruedas.

Es precisamente cuando llega al programa de visita comunitaria del hospital Nacional de Geriatría y Gerontología (HNGG) Dr. Raúl Blanco Cervantes, que esta mujer decide seguir capitaneando la guerra entre la vida y la muerte.

Antes de tomar las fotos, la coqueta y llena de vida Mireya dice: “voy a maquillarme, para salir bonita”, se carcajea.

Antes de tomar las fotos, la coqueta y llena de vida Mireya dice: “voy a maquillarme, para salir bonita”, se carcajea.

Una vez ingresada en el programa, además de las visitas del hospital a su hogar, la Fundación Partir con Dignidad (FPD) la integra como paciente.

Esto porque el HNGG no es un hospital vespertino y Mireya, en su calidad de persona diabética amputada ocupa monitoreo y asistencia 24 horas los siete días del año.

Es ahí en donde la FPD complementa los servicios hospitalarios y al sistema de salud nacional, ofreciendo ese acompañamiento médico y psicológico con sus voluntarios.

Entre ellos, destaca el creador de la Fundación, Dr. José Ernesto Picado Ovares, y la psicóloga Elisa Cortés Amador, “quienes me visitan, me llaman por teléfono. Con Elisa me desahogo, me lleva de su mano en este proceso de aceptación y a veces sufrimiento al verme sin piernas”.

Agrega: “El Dr. Picado y la enfermara doña Ersiel asisten en todos mis problemas físicos, encontrando siempre soluciones médicas que me alivian, me sacan adelante y puedo continuar. ¡Son excelentes!”, asegura la paciente.

La FPD cuenta con un teléfono al que Mireya, y sus familiares pueden llamar en cualquier momento las 24 horas del día, en donde tendrá la asistencia telefónica que necesita todo el año, eso la hace expresar un agradecimiento profundo por la asistencia que recibe, pero sobretodo, “por el amor con el que siempre me atienden”, dice.

Hoy, está teniendo complicaciones en la vista. Hace un año operaron su ojo derecho y el Dr. Picado ya hizo las gestiones para una cita con el oftalmólogo para ver cómo va el ojo izquierdo, “sino fuera por estas atenciones estaría ciega, además de no tener piernas”.

“Nosotros los pobres necesitamos más, espero que logren tener mucha ayuda de personas y empresas para la Fundación y así ayuden a muchas adultas mayores como yo”, desea esta fuerte mujer.

“¿Cómo se siente hoy?”, le pregunto. Jocosa responde: “…bien, por dicha puedo hablar, no ve, acá estoy como lorita en mi silla conversando con usted” (risas).

Si desea colaborar con nuestra Fundación, conozca aquí las diferentes opciones disponibles para colaborar con nuestras personas adultas mayores y llevar a cabo exitosamente la misión de Partir Con Dignidad.