La ilusión de vivir

Foto: José Herrero Peñuela y Mónica su hija

Testimonio de Mónica Herrero

Por: Ricardo Sossa Ortiz
Periodista

“…cambió mi vida, me acompañaron en todo momento hasta aquel 24 de febrero de 2019, día en que papá murió”, Mónica Herrero Sauma.

 

José Herrero Peñuela se alimentaba a través del tubo PEG, una sonda plástica y suave que se introduce en el estómago, cuando en 2010 sufrió una necrosis del cáncer que sufría.

Sin embargo, don José logró superar ese primer cáncer, y otros dos más, que lo hacían expulsar vasos de pus al día. Su ilusión y determinación de vivir, añadido al amor de sus hijos, especialmente de Mónica Herrero Sauma, su principal cuidadora, vencieron aquella terrible enfermedad.

No obstante, lo que popularmente conocemos como un “derrame cerebral”, vendría a enfermarlo nuevamente de gravedad, llevándolo incluso a sufrir una traqueotomía para continuar viviendo.

Su enfermedad llegó a tal grado, que los médicos sugirieron a la familia que se despidieran de él, uno de los momentos más duros para cualquier familiar.

Don José fue un apasionado y patrocinador –durante años- de la vuelta ciclística a Costa Rica. Incluso, ya enfermo, en una ocasión le dedicaron tan importante evento deportivo del país.

El año 2017 marcaría una diferencia importante. Es referido al hospital Nacional de Geriatría y Gerontología (HNGG) Dr. Raúl Blanco Cervantes.

Es allí en donde don José, su familia, especialmente Mónica su hija, encuentran por primera vez a la Fundación Partir con Dignidad (FPD), ella cuenta que tal encuentro “cambió mi vida, me acompañaron en todo momento hasta aquel 24 de febrero de 2019, día en que papá murió”, dice agradecida.

Para Mónica, el Dr. Ernesto Picado Ovares, Presidente de la Fundación, la enfermera Arciel Sánchez Villegas y todo el equipo de la FPD “fueron un alivio en nuestras vidas, la colaboración que nos dieron no tiene precio”, afirma esta devota hija quien sostuvo a su padre en todo lo que pudo hasta su final.

Además, “la FPD nos dio soporte, el derrame y sus consecuencias dejaron a papá parapléjico, siempre que ocupé ayuda, incluso por teléfono, me atendieron, la compañía que nos dieron, la educación en cómo curarlo y estar cambiando su sonda fueron vitales para mí y él como paciente. Gracias por esta apoyo, este trabajo increíble que realizan, de corazón ¡muchas gracias!”, externó Mónica.

La lucha por vivir de su padre José, el amor de su familia, sumados al apoyo de la Fundación, no solo facilitaron una despedida digna al padre de Mónica, lograron que se fuera de la forma más pacífica posible, permitiendo también paz a su familia.

“A veces sentimos que lo que hacemos es tan solo una gota en el mar, pero el mar sería mucho menos si le faltara una gota”, Madre Teresa de Calcuta.

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