La mirada del adiós

Después de permanecer ciega, Nydia abrió los ojos y pudo ver a sus seres amados minutos antes de morir

Por: Ricardo Sossa Ortiz

Periodista

Nydia Alejandra Cáceres Manzanares llega al hospital Nacional de Geriatría y Gerontología (HNGG) con sus ojos oscurecidos por la inminente ceguera y sus riñones cercanos al colapso.

Tenía diabetes e hipertensión.

En julio de 2019 sufre un derrame cerebral y queda completamente ciega. Cae en depresión absoluta.

Su médico tratante en el HNGG, la Dra. Escobar, la remite al programa de visitas comunitarias del nosocomio. “Esa misma semana me dieron la cita”, cuenta feliz Rosa Cárdenas Cáceres, hija de Nydia y su principal cuidadora.

“Mire, al ver así a mamita, yo estaba inconsolable, desesperada. Nos atendió, primeramente por teléfono, el Dr. José Ernesto Picado Ovares, coordinador de las visitas comunitarias, y al sentir mi desconsuelo mostró toda su empatía ante mi dolor, recuerdo que dijo: ‘ya mismo voy para su casa’, y yo estallé en un puro llanto de la alegría que el doctor vendría para visitar a mamá”, recuerda Rosa.

La sonrisa era su mayor distintivo.

La sonrisa era su mayor distintivo.

Lo que ella no sabía, es que el Dr. Picado Ovares es el creador de la Fundación Partir con Dignidad (FPD), organización sin fines de lucro fundada por el doctor para dar acompañamiento a los pacientes y familias, complementando el servicio de salud pública, pero de forma independiente, como reza el lema de la Fundación: “Unidos para dar amor”.

Amor es lo que Nydia y sus familiares recibieron por parte de la organización. “Viene el Dr. Picado y con una luz cargada de carisma nos consuela, junto con sus compañeros, me da el teléfono de la Fundación para teleconsulta y acompañamiento 24/7. Usted no sabe lo que eso significa, no es solo tener al médico en casa, es contar con la compañía ante el dolor de ver cómo mamá partía de este mundo, tener a los profesionales de la Fundación, disponibles a toda hora, apoyándonos, indicándonos qué y cómo hacer las cosas, no tiene precio”, el padre de Rosa agrega: “no he podido darles las gracias, maravillosos, humanos, amigos, compasivos, es que no tengo palabras”, dice.

Llevar alivio al dolor del paciente y a sus familiares es una calidad de compasión y dignidad que todos los seres humanos merecen, especialmente las personas adultas mayores, vulnerables y en condiciones de pobreza.

Fundación Partir con Dignidad, unidos para dar amor.

Fundación Partir con Dignidad, unidos para dar amor.

Muy probablemente, cuando Nydia nació, sus padres, familiares, amigos de éstos, y más, se alegraron, llevaron muestras de cariño, festejaron. Pero, ¿ocurre lo mismo cuando nuestros seres amados se encuentran ya en la etapa final de sus vidas? No. La historia del paciente con diagnóstico limitado de vida, adulto mayor, es muy diferente a la del bebé recién nacido.

Es aquí en donde cobra sentido la FPD. Al ser el HNGG no vespertino, Rosa necesitaba guía médica y acompañamiento psicosocial. “Yo llamaba a cada rato, siempre me respondían y me atendían con amor de ángeles: ‘me decían que le quitara o aumentara la dosis de tal o cual medicamento’, me fortalecían; Ersiel la enfermera, el Dr. Picado, bueno todos en la Fundación me acompañaban, nos daban paz, a mamá, a papá, a mí, a la familia y amigos”.

Rosa comienza a llorar en agradecimiento al recordar estos hechos. Su lengua se traba cual freno de auto y no puede hablar más. Le pido ir a tomar agua y que respire profundo, que llore si lo necesita, porque en esta Fundación todos estamos para servir, acompañar, dar amor.

Una vez repuesta, solo dice: “mamita muere el 3 de agosto de 2019”, y se escucha al teléfono cómo se frota el humedecido rostro por las lágrimas.

Nydia y su esposo Carlos amaban la música.

Nydia y su esposo Carlos amaban la música.

Nydia nunca se quejó, excepto el día en que el equipo la visitó por última vez. “Siento que se me queman los pies”, decía, debido a las úlceras propias de la evolución de sus enfermedades.

Continúa quejándose del dolor y revolcándose en la cama. Rosa, su hija, llama a la FPD y el doctor Picado la instruye para que aumente la dosis de morfina. La angustiada hija se preocupa: “doctor, pero la receta dice que solo le dé una pastilla al día”, y agrega: “mire, no sé cómo explicarlo, con una voz de bondad, como si fuera Dios hablando a través del doctor, él me dice con empatía y amor ‘Rosa, quién es el médico’, me preguntó y le obedecí. Hice lo que me pidió y el dolor de mamá se fue”.

Al día siguiente, ya en vísperas de su muerte, Nydia dejó de reaccionar, sus labios se inclinaron como queriendo alcanzar las mejillas de su amada hija y su adorado esposo.

Rosa se inquieta, llama a la Fundación y el Dr. Picado le indica que el HNGG estaba cerrado para haberla trasladado, era un 2 de agosto, día feriado.

Entonces, la familia decide dejarla descansar y monitorearla en compañía por teleconsulta con la FPD.

¡Sorpresa! Al día siguiente Nydia reacciona, “hasta cafecito tomó y comió pan”, dice Rosa.

Para el almuerzo, la repentina alegría de su mejora matutina, iría partiendo. Nydia no quiso almorzar.

“Cerca de las 4 p. m. mami empieza a balbucear, ‘ ahhh…mmmmm…ahhh’, entonces le pregunté si quería hablar con papi y continuó ‘ahhh, ahhh’. Papi entró a la habitación, se quedaron solos.

Cuando papá salió solo dijo: ‘creo que ya murió’. Entró mi hija al cuarto, y gritó ‘mi abuela abrió los ojos’, viendo para todo lado. Entramos papá y yo. Mami nos miró a los tres fijamente. Abrazó a papi -Carlos Enrique Cárdenas Mora- , nos miró nuevamente, abrazada de papá.

Dios le devolvió la vista para vernos”.

Luego de ese instante glorioso para los cuatro, Nydia volvió a cerrar sus ojos. Esta vez para siempre.

Fotos: Cortesía y autorizadas para publicar por Rosa Patricia Cárdenas Cáceres (hija) / Shutterstock y Fundación Partir con Dignidad.

 

Nydia con su hija Rosa y su nieta Angelli, ésta última también, a su corta edad, amaba cuidar de su abuela.

Nydia con su hija Rosa y su nieta Angelli, ésta última también, a su corta edad, amaba cuidar de su abuela.

 

Carlos Cárdenas con su madre, en uno de los paseos que más amaba hacer Nydia, ir a la playa.

Carlos Cárdenas con su madre, en uno de los paseos que más amaba hacer Nydia, ir a la playa.

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